La soledad del manager. Manuel Vázquez Montalbán.

Diría que esta ha sido mi primera incursión en la literatura policíaca. Lo más cerca que había estado de este género fueron aquellas tardes de domingo cuando seguía las pesquisas de Jessica Fletcher. También ha sido la primera vez que he leído a Vázquez Montalbán.

Así pues este libro representa mi introducción al mundo de Pepe Carvalho. Me ha gustado, el tipo: su gusto sibarita por la gastronomía y el buen vino, su libertad sexual y el paternalismo con el que trata a su entorno cercano. Su tozudería detectivesca, que le cuesta alguna que otra paliza.
La historia en particular me ha entretenido, sorprendiéndome lo bien que conoce el autor la geografía catalana. Después me enteré de que Vázquez Montalbán era poseedor de una masia en el Alt Empordà.

¡No será la última historia de Carvalho que lea!

El príncipe destronado. Miguel Delibes

Nunca me han gustado mucho los niños. Tengo dificultades para comprender su forma de pensar y es por ello que siempre suspendía Psicología Infantil.

Este libro, sin embargo, me ha dado una buena lección en esta materia. Cual Ulises de Joyce, el libro desgrana el transcurso de un día a través de los ojos de un niño de tres años. La narración me hace comprender perfectamente cómo un tubo de pasta de dientes se convierte en un cañón, y cómo las sombras de la oscuridad se transforman en monstruos.

Lo más interesante ha sido el conocer los problemas domésticos de la familia a la que pertenece el niño, a través de sus propios ojos. A menudo se menosprecia la visión infantil del mundo, pero os aseguro que los niños arrojan una dosis de objetividad y sentido común aplastante que hace que nos planteemos el orden establecido de las cosas.