
Es gracioso redescubrir la ropa otoñal. Me siento casi como si la estuviera comprando de nuevo. Cada prenda tiene asociado un sentimiento. El suéter que llevé cuando empecé ese trabajo el pasado Enero. El traje que llevé la primera vez que hablé en público un Noviembre (este traje ya es muy viejo). Los pijamas que me compré a tan buen precio la temporada semana. Las faldas que cada temporada saco y guardo de la misma forma, esperando al día que pierda peso y pueda entrar en ellas de nuevo (sic).